Este planeta y sus cosas mágicas.
El sol sale para todos, pero no todos entienden la belleza y profundidad de ese milagro, pocos se detienen a disfrutarlo. Un esfera que brilla a 150 millones de kilómetros de distancia y aún así te permite sentir su energía en tu rostro. Una estrella sin la cual la vida no existiría.
En este punto azul, como Carl Sagan llamaba a nuestro planeta, tan convulsionado y caótico, entender que ante el universo somos insignificantes milagros de vida, nos debería hacer más humildes con nuestra propia existencia. Atesorar cada amanecer en la búsqueda de otro más hasta que, cuando llegue el último, podamos decir que no fuimos meros espectadores de nuestras propias vidas sino protagonistas de cada una de nuestras maravillosas historias.
El azar definió nuestra existencia, pero lo que hagamos con ella es una decisión personal.
Anthony Madrid-Dupuis